28 de agosto de 2023
LÍNEAS DE ALTA TENSIÓN
Las líneas de más alta tensión a menudo permanecen invisibles y poco tienen que ver con la electricidad y sus amperios. Los vínculos entre las cosas y las personas, como las correas de los perros o los hilos invisibles que nos unen con aquellos que nos han salvado la vida o a quienes debemos favores impagables, sustentan el mundo en un nivel invisible a los ojos. Los escultores han sabido siempre de esos hilos cuando erigían estatuas que sostenían objetos finísimos sin necesidad de tallarlos. Los amantes aun no descubiertos, los ángeles y los demonios, y una madre con su hijo se vinculan por un cordón aun más sólido que los que se ve a simple vista. Uno de los grandes receptores de esas líneas de alta tensión es la arquitectura. Conviene no olvidarlo. Si entendemos esto, hacer un plano de situación o una sección constructiva se vuelve algo completamente diferente.
The highest tension lines often remain invisible and have little to do with electricity and its amperes. The connections between things and people, like dog leashes or the invisible threads that bind us to those who have saved our lives or to whom we owe immeasurable debts, sustain the world on an unseen level. Sculptors have always known of these threads when they erected statues that held delicate objects without the need for carving. Undiscovered lovers, angels and evils, and a mother with her child are linked by a cord even stronger than those visible to the naked eye. Architecture is one of the great receptors of these high tension lines. It is important not to forget this. If we understand this, creating a site plan or a constructive section becomes something entirely different.
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21 de agosto de 2023
LA PUERTA DEL PINTOR
La puerta del pintor, la diseñada por el pintor me refiero, es bien diferente a la puerta ideada por el arquitecto. Uno y otro habitan un mundo de intereses contrapuestos y hasta contradictorios.
Matisse, pintor cósmico, ante el encargo de la Chapelle du Rosaire de Vence hizo algo más que contentase con pintar sus paredes. Lo hizo todo. Incluso esta puerta calada, con su pomo y su celosía hermosa para introducirnos a su luz y color interior. Matisse consideraba esta obra como el culmen de su carrera. En los últimos años de su vida, las pruebas de color de los vitrales, los trazos de las paredes y el conjunto supusieron para él un reto. Algunas de las observaciones sobre la capilla resultan inolvidables: recomendaba su visita las mañanas de otoño debido a los matices de luz que adquiría el conjunto eran óptimos, en ese momento, para apreciar la belleza tonal. Algunas de las pruebas de los vidrios para las ventanas fueron descartados por ser de colores demasiado puros. El verde, el amarillo que entra por los huecos de las ventanas sirven para sugerir, como por arte de magia, el ausente color rojo...
Un monumento a la sensibilidad cromática y pictórica. Pero, sin que suponga un menoscabo de su belleza, poca cosa para una puerta desde el punto de vista de la arquitectura. (Que prestaría atención a si una puerta debe invadir un lugar sagrado al abrirse, a su tamaño y a su peso, a la postura en que quedaría el cuerpo de quien la usara y si se necesitaría, antes de entrar, un espacio de subida, como hace siempre, por ejemplo, Le Corbusier en las puertas de sus iglesias)
Matisse, pintor cósmico, ante el encargo de la Chapelle du Rosaire de Vence hizo algo más que contentase con pintar sus paredes. Lo hizo todo. Incluso esta puerta calada, con su pomo y su celosía hermosa para introducirnos a su luz y color interior. Matisse consideraba esta obra como el culmen de su carrera. En los últimos años de su vida, las pruebas de color de los vitrales, los trazos de las paredes y el conjunto supusieron para él un reto. Algunas de las observaciones sobre la capilla resultan inolvidables: recomendaba su visita las mañanas de otoño debido a los matices de luz que adquiría el conjunto eran óptimos, en ese momento, para apreciar la belleza tonal. Algunas de las pruebas de los vidrios para las ventanas fueron descartados por ser de colores demasiado puros. El verde, el amarillo que entra por los huecos de las ventanas sirven para sugerir, como por arte de magia, el ausente color rojo...
Un monumento a la sensibilidad cromática y pictórica. Pero, sin que suponga un menoscabo de su belleza, poca cosa para una puerta desde el punto de vista de la arquitectura. (Que prestaría atención a si una puerta debe invadir un lugar sagrado al abrirse, a su tamaño y a su peso, a la postura en que quedaría el cuerpo de quien la usara y si se necesitaría, antes de entrar, un espacio de subida, como hace siempre, por ejemplo, Le Corbusier en las puertas de sus iglesias)
The painter's door, the one designed by the painter, is quite different from the door conceived by the architect. Each inhabits a world of opposing and even contradictory interests.
Matisse, a cosmic painter, when commissioned for the Chapelle du Rosaire in Vence, did more than just paint its walls. He did it all. Including this intricate door, with its handle and beautiful lattice, invites us into its inner light and color. Matisse considered this work to be the pinnacle of his career. In the last years of his life, the color tests for the stained glass, the brushstrokes on the walls, and the overall composition posed a challenge for him. Some of his observations about the chapel are unforgettable: he recommended visiting it on autumn mornings, as the interplay of light and hues reached optimal levels for appreciating the tonal beauty. Certain glass samples for the windows were discarded for having colors that were too pure. The green and yellow streaming through the window openings seemingly conjured the absent red color, almost like magic...
A monument to chromatic and pictorial sensitivity. However, without diminishing its beauty, it is a minor matter for a door from the architectural point of view. (One that would pay attention to whether a door should intrude upon a sacred place upon opening, to its size and weight, to the posture in which the body of the user would be left, and whether a rising space would be needed before entering, as is always done, for example, by Le Corbusier in the doors of his churches).
Matisse, a cosmic painter, when commissioned for the Chapelle du Rosaire in Vence, did more than just paint its walls. He did it all. Including this intricate door, with its handle and beautiful lattice, invites us into its inner light and color. Matisse considered this work to be the pinnacle of his career. In the last years of his life, the color tests for the stained glass, the brushstrokes on the walls, and the overall composition posed a challenge for him. Some of his observations about the chapel are unforgettable: he recommended visiting it on autumn mornings, as the interplay of light and hues reached optimal levels for appreciating the tonal beauty. Certain glass samples for the windows were discarded for having colors that were too pure. The green and yellow streaming through the window openings seemingly conjured the absent red color, almost like magic...
A monument to chromatic and pictorial sensitivity. However, without diminishing its beauty, it is a minor matter for a door from the architectural point of view. (One that would pay attention to whether a door should intrude upon a sacred place upon opening, to its size and weight, to the posture in which the body of the user would be left, and whether a rising space would be needed before entering, as is always done, for example, by Le Corbusier in the doors of his churches).
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TRANSITO
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14 de agosto de 2023
INTELIGENCIA ARTIFICIAL, ARQUITECTURA Y DISTOPÍAS
Cuando la inteligencia artificial comenzó a ofrecer soluciones a los programas, a los presupuestos y a los plazos demandados en el mundo de la construcción, nadie sospechaba que el resultado de esas viviendas resultase tan poco humano. El disparatado consumo de energía implícito en el uso de la inteligencia artificial, la desaparición de la responsabilidad asociada al hecho de construir para otros, el control de los datos de lo que sucede en el ambiente más íntimo de la casa, la desigualdad en el acceso a una vivienda, los sesgos y la discriminación en que cayó el mundo inmobiliario, resultó una presión tan intolerable, como inevitable.
Aunque las casas actuales aseguren el cumplimiento de la normativa, el aumento de precio de las antiguas viviendas no hace más que incrementarse. El mercado inmobiliario no ha sido capaz de explicar este raro fenómeno. Ni el emplazamiento ni el precio justifican la vuelta a la vivienda erigida por ese oficio desaparecido de los arquitectos.
La actual casa sin matices que produce hoy la inteligencia artificial acarrea dolencias mentales insostenibles. El número de suicidios y trastornos psíquicos no cesa de aumentar pero la inteligencia artificial no es capaz de averiguar, a pesar del tratamiento de zettabites de datos, su origen. Otro tanto sucede con la ciudad, que según dicen los estudios, también ha cambiado mucho. Ciertamente todo se ha optimizado, es más cercano y uniforme. Pero la vida misma, y su vieja belleza casual, lo inesperado, extrañamente, ha dejado de ser posible. Paradójicamente, eso parece haber contribuido a un peligroso aletargamiento sensorial.
Solo en algunos países pobres sobrevive un puñado de viejas ciudades y de arquitectos. Se trata de un oficio en extinción como en su momento lo fueron los deshollinadores, los marmolistas lapidarios y los pregoneros. Solo los muy ricos se lo pueden permitir. Los mismos que aun pueden darse el lujo de tomar mermelada de fresa.
Aunque las casas actuales aseguren el cumplimiento de la normativa, el aumento de precio de las antiguas viviendas no hace más que incrementarse. El mercado inmobiliario no ha sido capaz de explicar este raro fenómeno. Ni el emplazamiento ni el precio justifican la vuelta a la vivienda erigida por ese oficio desaparecido de los arquitectos.
La actual casa sin matices que produce hoy la inteligencia artificial acarrea dolencias mentales insostenibles. El número de suicidios y trastornos psíquicos no cesa de aumentar pero la inteligencia artificial no es capaz de averiguar, a pesar del tratamiento de zettabites de datos, su origen. Otro tanto sucede con la ciudad, que según dicen los estudios, también ha cambiado mucho. Ciertamente todo se ha optimizado, es más cercano y uniforme. Pero la vida misma, y su vieja belleza casual, lo inesperado, extrañamente, ha dejado de ser posible. Paradójicamente, eso parece haber contribuido a un peligroso aletargamiento sensorial.
Solo en algunos países pobres sobrevive un puñado de viejas ciudades y de arquitectos. Se trata de un oficio en extinción como en su momento lo fueron los deshollinadores, los marmolistas lapidarios y los pregoneros. Solo los muy ricos se lo pueden permitir. Los mismos que aun pueden darse el lujo de tomar mermelada de fresa.
When artificial intelligence began offering solutions to construction programs, budgets, and timelines in the world of building, nobody suspected that the outcome of these homes would be so devoid of humanity. The absurd energy consumption implied in the use of artificial intelligence, the disappearance of responsibility associated with building for others, the control of data in the most intimate environment of the house, the inequality in access to housing, the biases, and the discrimination that befell the real estate world, resulted in an intolerable pressure, yet seemingly inevitable.
Although current houses ensure compliance with regulations, the prices of older homes keep increasing. The real estate market has been unable to explain this strange phenomenon. Neither location nor price justifies a return to homes built by that vanished profession of architects.
The current AI-produced homes lack nuances and lead to unsustainable mental ailments. The number of suicides and mental disorders continues to rise, but artificial intelligence is unable to determine their origin, despite processing zettabytes of data. The same applies to the city, which according to studies, has also changed significantly. Everything has been optimized, it's more accessible and uniform. However, the essence of life itself, its old casual beauty, and the unexpected have strangely ceased to be possible. Paradoxically, this seems to have contributed to a dangerous sensory lethargy.
Only in some poor countries do a handful of old cities and architects survive. It is a dying profession, much like chimney sweeps, stonecutters, and town criers were in their time. Only the very wealthy can afford it. The same ones who can still indulge in strawberry jam.
Although current houses ensure compliance with regulations, the prices of older homes keep increasing. The real estate market has been unable to explain this strange phenomenon. Neither location nor price justifies a return to homes built by that vanished profession of architects.
The current AI-produced homes lack nuances and lead to unsustainable mental ailments. The number of suicides and mental disorders continues to rise, but artificial intelligence is unable to determine their origin, despite processing zettabytes of data. The same applies to the city, which according to studies, has also changed significantly. Everything has been optimized, it's more accessible and uniform. However, the essence of life itself, its old casual beauty, and the unexpected have strangely ceased to be possible. Paradoxically, this seems to have contributed to a dangerous sensory lethargy.
Only in some poor countries do a handful of old cities and architects survive. It is a dying profession, much like chimney sweeps, stonecutters, and town criers were in their time. Only the very wealthy can afford it. The same ones who can still indulge in strawberry jam.
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UTOPIA
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7 de agosto de 2023
VIEJAS PLANTAS
Esta planta tiene mil años. Casi los mismos que la abadía de Cluny. El tiempo ha borrado su significado y se ofrece ante nosotros como un ser sin edad, fuera de todo estilo y significado. Los restos arqueológicos de Pueblo Bonito son una delicia para las redes sociales porque son hermosos por sí mismos. Estas ruinas representan una antigua estructura construida por la civilización ancestral de los Anasazi. Ubicadas en el Parque Nacional de Chaco Canyon, en Nuevo México, cualquier amante del dibujo de la arquitectura puede ver en su trazado y geometría de cuadrados anidados, cosidos con habilidad, un ejercicio plástico de primer orden. Es evidente que las formas hablan por sí mismas y que los círculos corresponden a lugares especiales y la geometría rectangular, a espacios de un orden más común. El conjunto se enrosca protegiendo esos círculos. Sin embargo, no podemos deducir mucho más porque permanecemos lejos de su uso, sus habitantes y sus costumbres reales. Las más de seiscientas habitaciones rectangulares que contiene no permiten averiguar si eran casas por sí mismas, espacios compartidos o qué tipo de ceremoniales se producían en su interior. Tampoco sabemos si el conjunto era una ciudad o solo un centro ritual. Ciegos ante estas cosas básicas a la hora de conocer algo sobre el modo cómo se habitaba, para nosotros son unas hermosas ruinas de adobe y piedra. Hay arquitecturas que sobreviven para recordarnos que precisamente es el encanto de la geometría lo que vive y vivirá más que nosotros y no el programa. Ni siquiera en las Pirámides necesitamos saber ya si eran enterramientos de faraones o calendarios celestes.
This blueprint is a thousand years old. Almost as old as the Abbey of Cluny. Time has erased its meaning, presenting itself to us as an ageless being, devoid of any style or significance. The archaeological remains of Pueblo Bonito are a delight for social media because they are beautiful in their own right. These ruins represent an ancient structure built by the ancestral civilization of the Anasazi. Located in Chaco Canyon National Park in New Mexico, any lover of architectural drawings can see in its layout and geometry of nested squares, skillfully stitched together, a first-rate plastic exercise. It is evident that the forms speak for themselves, with circles corresponding to special places and rectangular geometry representing more common ordered spaces. The ensemble coils around, protecting those circles. However, we cannot deduce much more because we remain distant from its use, its inhabitants, and their actual customs. The over six hundred rectangular rooms do not allow us to ascertain whether they were individual houses, shared spaces, or what kind of ceremonies took place inside them. Nor do we know if the complex was a city or just a ritual center. Blind to these basic aspects of understanding how it was inhabited, for us, they are beautiful ruins of adobe and stone. There are architectures that survive to remind us that it is precisely the charm of geometry that lives on and will outlast us, not its program. We no longer even need to know if the Pyramids were burial sites for pharaohs or celestial calendars.
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DIBUJAR,
TIEMPO
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