10 de abril de 2023

ARQUITECTURA VERDE, EL LADO OSCURO

Lo verde siempre fue lo rico, fértil y vivo. La naturaleza se identifica con el color verde. Por motivos más evolutivos que culturales, el ojo humano distingue más matices del verde que de ningún otro color. Las células situadas al fondo de nuestra retina y encargadas de discriminar el color verde, los conos M, son las más numerosas. Tal es su protagonismo que para muchas culturas, sobre todo orientales, el azul es solamente un matiz del verde y no un color específico.
Lo verde lo inunda todo. El medioambienalismo tiñe de verde cada acto humano como un desinfectante. Por algo el jabón con el que limpiamos nuestros platos después de comer es, mayoritariamente, de ese color. También la arquitectura se transmuta cuando lo verde se adhiere a su ser como un musgo metastásico. La imagen de lo verde parasita este viejo arte a cambio de una inmerecida indulgencia ecológica. La arquitectura verde, convertida en una marca o una religión se vuelve entonces un oxímoron. Una religión donde solo los daltónicos son los verdaderos apóstatas. 
Como puede comprenderse, lo verde esconde un poder nada tranquilizador. Se convierte entonces en un perfecto sistema moral capaz de ocultar y volver espectáculo cada cosa que toca. De mismo modo, la pantalla croma falsifica lo que se ve en el escenario de las redes y el mundo digital, el blandiblú y su mocosa plasticidad y el increíble Hulk fundan su verdor los diferentes matices de una insoportable anormalidad. El perro verde es, por definición, una rareza. El cine ha imaginado la mayor parte de los seres alienígenas recubiertos con una lustrosa y húmeda piel verdosa por algún sensato motivo...
Como para no sentir un cierto escalofrío con ese inocente color asociado a la arquitectura…
Green has always been associated with richness, fertility, and life. Nature is identified with the color green. For more evolutionary reasons than cultural, the human eye distinguishes more shades of green than any other color. The cells located at the back of our retina that are responsible for discriminating green, the M cones, are the most numerous. Such is their prominence that for many cultures, especially Oriental, blue is only a shade of green and not a specific color.
Green is a flood. Environmentalism colors every human act with green like a disinfectant. That is why the soap we use to clean our dishes after eating is mostly of that color. Architecture also transforms when green adheres to it like a metastatic moss. The image of green parasitizes this old art in exchange for undeserved ecological indulgence. Green architecture, turned into a brand or a religion, then becomes an oxymoron. A religion where only the colorblind are the true apostates.
As can be understood, green conceals a power that is far from reassuring. It becomes a perfect moral system capable of hiding and turning everything it touches into a spectacle. Likewise, the green screen falsifies what is seen on the stage of social media and the digital world, the slime and its mucous plasticity, and the incredible Hulk base their greenness on the different shades of an unbearable abnormality. The "green dog" is, by definition, a rarity. Cinema has imagined most alien beings covered in a shiny and moist green skin for some sensible reason...
We all feel a certain chill with that innocent color associated with architecture...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Estimado Santiago, sus artículos me resultan altamente motivadores. Este en particular me ha movido a realizar la siguiente reflexión...

Cubrir los edificios de verde, y no sólo los edificios -me vienen a la mente imágenes tanto del trazado por el que discurre la vía del metropolitano como de algunas rotondas, que se cubren con un césped artificial de un verde eléctrico- seguramente responde a muy variados motivos; desde ofrecer una visión agradable, pero superficial y simple, que no aspira a nada más que a eso: agradar a la vista; hasta el interés de empresas e instituciones por proyectar una imagen corporativa limpia y ecológica (generalmente motivada por intereses económicos: lo verde vende). Hay, sin embargo, otros casos que me parecen más llamativos, no tanto por sus logros, sino porque quizás la razón que los motiva sea en realidad una sinrazón, ya que tal vez se haga con un instintivo y primario sentido simbólico, totémico, en un intento de reconciliación con la Naturaleza (todos los pueblos, antiguos y modernos, han querido aplacar las ofensas infringidas a sus dioses coléricos con ofrendas en los altares. Tal vez eso nos traiga la lluvia tan necesitada). La realidad es que, a pesar del esfuerzo y la preocupación sincera de muchos profesionales, todavía estamos muy lejos de conseguir una verdadera integración de los entornos urbanos con la Naturaleza. En cualquier caso, la mayoría de las veces, estos verdes tan bonitos y vistosos se perciben más bien como un nuevo ornamento de los edificios. Tal vez sea un buen momento para rescatar y traer a la memoria el famoso y controvertido ensayo de Adolf Loos "Ornament und Verbrechen" ("Ornamento y delito") que, aunque algo exaltado y chirriante en algunas de sus manifestaciones, puede resultar muy esclarecedor en lo fundamental, adaptándolo a nuestro contexto.
EMP

Santiago de Molina dijo...

Muy agradecido!! Por la lectura y el tiempo dedicado a reflexionar sobre el tema. Coincido contigo en mucho de lo que dices. El tema de lo verde como ornamento es uno de los problemas de lo verde. Un afectuoso saludo.