13 de febrero de 2023
UN RECTÁNGULO EN EL DESIERTO
Hay que proteger a toda costa lo que queda de verde en mitad del desierto. Cada oasis es sagrado. Por ello parece necesario construir una barricada alrededor para resguardar la vida del inhóspito clima que barre el exterior y lo arrasa. Solo así parece justificado el esfuerzo por construir un rectángulo hondo en medio del indiferenciado polvo del desierto. Por supuesto, no se trata de la construcción de un fortín. Sus muros no son altos y tiene cuatro modestas puertas en sus cuatro puntos cardinales como muestra de una sutil invitación al viajero. Venga de donde venga.
La protección de un oasis parece un argumento de peso para erigir un recinto a su alrededor. Pero se me ocurre otra hipótesis mejor. Resulta más hermoso, y por tanto más cierto, especular con que ese rectángulo no se erigió para cuidar un lugar, sino que los acontecimientos se produjeron precisamente al revés. Primero fue la inexplicable construcción de ese recinto, luego surgieron las sombras y su verdor interior. Primero fue el resguardo, y luego asomó la vida. Primero fue el deportivo esfuerzo de la geometría en medio de la arena infinita, luego vino la gratitud del lugar hacia ese generoso atrevimiento. El orden mágico de los acontecimientos aparentemente no cambia el resultado, pero los motivos de fondo resignifican todo...
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5 comentarios:
“Primero fue el resguardo, luego la vida”. Pensemos en cómo atacar una vienda excavada: al descender el atacante queda indefenso porque para bajar necesita de las manos mientras el que le espera abajo empuña un arma con la defenderse, cuando “pintan bastos”…
Gracias por las lecturas acumuladas que hay en tu comentario.
¡Ojalá, ojalá, ojalá! Admiro el giro que da en su artículo para transformarlo en un microrrelato fantástico digno del propio Borges. Usted prende mi imaginación y me anima a ir un poco más allá y me emociono al soñar su propuesta como una promesa de futuro cargada de esperanza; una comunión perfecta de las aspiraciones humanas con la Naturaleza, que se concentra de forma maravillosa en "la gratitud del lugar hacia ese generoso atrevimiento" ¡Ojalá, mil veces!
Agradecimiento infinito el mío por tu lectura. Un afectuoso saludo
Gracias a usted, una vez más. E.M.P.
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