22 de noviembre de 2021

CÓMO NO AMAR GALICIA (Y A ALGUNOS GALLEGOS)

 


¿Cómo no amar a estos gallegos y a sus cosas? Con su mesita, y su mantel de cuadros. Con su plan de comer fuera de casa, indestructible, aun a pesar del tiempo incierto. Con esa adecuación a las circunstancias de hacer lo que se pueda con lo que se tenga a mano. 
Esto no es "feismo" aunque sea feo. No hay aquí posibilidad de redención por la estética, ¿importa acaso? Su éxito proviene de una "forma de ser" a mitad de camino entre el optimismo, la indiferencia por el qué dirán y de la férrea voluntad de que nada ni nadie tuerza el destino trazado en una mañana lluviosa de domingo. 
El plan no resulta atractivo, es circunstancial y la cohabitación con el óxido y la maleza no resultan agradables. Sin embargo tiene algo encantador. Si Herman Hertzberger hubiese pasado por aquí se hubiera extasiado. Y con razón. La pareja parece decir: usamos el mundo a nuestro antojo, nos adaptamos sin fin. 
Nadie hubiese podido imaginar un picnic bajo una parada de autobús. Ni la entidad bancaria patrocinadora, acostumbrada antiguamente a regalar baterías de cocina  -ríete tú del "porque tú, porque te" comparado con la inmejorable publicidad de esta estampa- ni el más estricto funcionalista, podrían soñar con las posibilidades que nacen del majestuoso hueco que surge entre las formas y la vida. Ese ofrecimiento, esa invitación a la apropiación, resulta inesperado y, por tanto, tiene el carácter de un regalo. 
Este acto es, en si mismo, un acto de arquitectura. No importa la imagen o su apariencia o la estética que subyace y que en el fondo carece de toda relevancia. E importa menos aun si son de Galicia, de Aluche o de Villafranca del Penedés. Importa ese hueco.

8 comentarios:

José Miguel León dijo...

Magnífico

Rodi Torrás dijo...

Bellísimo! Un placer leerte. Siempre invitándonos a pasar más lento por esos "huecos entre las formas y la vida". Gracias.

Santiago de Molina dijo...

Gracias, José Miguel. Un saludo cordial

Santiago de Molina dijo...

Muchas gracias por tu lectura, Rodi. Un saludo cordial

Unknown dijo...

Muy gratificante y singular esta entrada.
un acto de arquitectura sencillo e inimaginado. el arquitecto construye y la gente lo usa a su manera.

Lo asocio al uso inesperado del muro del patio ingles y de la propia fachada de El Moneo de Murcia.

carlosquintans dijo...

Gracias por querernos !!!!!

Santiago de Molina dijo...

Que cada cual use la arquitectura como mejor pueda. Muchas gracias por tu lectura

Santiago de Molina dijo...

Querido Carlos,
No a todos se os puede querer igual. Solo a algunos. Pero tu si estás entre ellos.
Abrazos