8 de junio de 2015
PROYECTAR ES UN VERBO EN FUTURO
Proyectar es anticiparse. El hombre cree en el futuro y por eso proyecta. Aunque tal vez esté mejor expresado de otra manera: justo porque el hombre proyecta se inviste del símbolo de un tiempo que no está todavía presente. De ahí el gusto de planificar viajes, embarcarse en una hipoteca y leer novelas por entregas. De ahí el gusto más profundo que puede tenerse por el oficio del arquitecto.
(Tal vez, de ahí esté el motivo por el que, una vez envenenado, es tan difícil dejar de serlo. Porque proyectando, uno se proyecta a sí mismo).
Y así, en este clima emponzoñado del querer proyectarlo todo, escribir una frase equivale a disponer cada palabra como se haría con las habitaciones de una casa. Buscando la más luminosa y mejor dimensionada; buscando su correcto uso y su conexión óptima.
Así, ordenar una estantería equivale a realizar un plan urbano; disponiendo con resolución los accesos más rápidos a cada rincón, guardando espacios disponibles y anticipando los que serán más usuales…
Y poner la mesa se asimilará a construir un parque…
Como acto preñado de futuro, la magia de proyectar radica, además de anticiparlo todo, hacerlo simultáneamente. Ocupar todas las posiciones, imaginar todas las vidas, soñar incluso con lo que se queda fuera del tintero y que la vida misma se encargará gustosa de hacer sin preguntar. Porque proyectar supone también dejar hueco a lo imprevisto.
Como con este Monsieur Hulot al que vemos mágicamente aparecer, pasar, subir y cerrar puertas… Antes de que todo eso sucediera, el arquitecto, gracias al regalo del proyectar, ya había pasado por allí…
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2 comentarios:
Creo que, en adición, el proyectar trae consigo la inevitable negación del presente. Todo aquello que se proyecta y no acaba sucediendo (un proyecto de vida o un proyecto arquitectónico) niega automáticamente el presente y el pasado dedicado a ello. Es sin embargo a lo que nos arriesgamos los que nos dedicamos a proyectar. A arriesgar todo nuestro presente esfuerzo en algo que puedo o no aparecer.
Un saludo Santiago!
más bien proyectar es reafirmar el presente, porque lo que el presente tiene de maravilla, es que haya un mañana.
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