28 de abril de 2014

PROYECTAR DE MEMORIA


Al menos para un arquitecto, nada es imaginable que no sea por medio de la deformación o transformación de un recuerdo. En estos terrenos todo nace de la alteración de ese material bruto que es la memoria. Si eso es un hecho incontestable, aun más en arquitectura. 
El haber asimilado, bien a través del uso prolongado de la mirada y de la mano, un paisaje, unos árboles y su movimiento permitía los artistas de oriente dibujarlos con mayor fidelidad que copiando del natural. Les permitía recrearlos mágicamente. En Europa algo semejante cabe decir de aquel conocido rinoceronte de Durero, dibujado por medio de una memoria prestada. 
La creación es recreación, (y eso en el mejor de los casos). Se proyecta de memoria, por eso no se puede proyectar sin ser habitante, sin estudio o sin la experiencia directa de la arquitectura. No es posible proyectar sin ser consciente de lo vividero, de lo vivible y, por encima de todo, de lo vivido. 
¿De dónde sacar material para hacer arquitectura sino es de esa suave bolsa negra que es la memoria?. Se puede ser arquitecto de mal gusto, a fin de cuentas el mal gusto no es otra cosa que el buen gusto a destiempo; se puede ser un arquitecto incapaz de apreciar los matices del color, se puede incluso ser medio ciego, como Le Corbusier, y desambiguar el espacio por medidas interpuestas. Pero ser arquitecto desmemoriado, no. No es posible. Porque sin memoria se elude el tiempo (y la arquitectura es la huella del tiempo). Porque sin memoria no puede construirse el terreno sobre el que proyectar. Porque sin memoria caminamos solos y lo máximo a lo que podemos aspirar es a erigir un menhir. En este sentido el dibujo siempre fue el modo eficaz de empujar el recuerdo hacia el fondo de esa particular bolsa de viaje.
La primera construcción que todo arquitecto debe erigir es la de su propia y monumental memoria. Luego la compleja gestión de lo que conviene olvidar para poder operar con viveza.
Eso conviene no olvidarlo.

6 comentarios:

CUP arquitectura dijo...

Espléndido Santiago!,

Da para mucho el "dibujar la memoria". Asunto este que llevo un tiempo dándole vueltas y que espero que algún día cristalice en algo serio. En asuntos técnicos hemos dominado el fuego, llegado a la luna y descifrado el genoma pero en cuestiones del alma, de la memoria, o los sentidos no hemos avanzado nada desde Altamira o Laxcaus. Y creo que no es malo, todo lo contrario: aprender del origen y dibujar la memoria es la base de cualquier proyecto que se precie por su sensibilidad.
(Tenemos que hablar más de estas cuestiones)

Un fuerte abrazo,

Justo

Santiago de Molina dijo...

Muchas gracias, Justo. No sabes cuanto me alegra la coincidencia de intereses. Poco hemos avanzado desde Altamira en cuanto a arte se refiere, desde luego que si. Y no dejemos de hablar de ello, sabes que siempre es un placer.
Abrazos
Santiago

Carlos de Rosario dijo...

muy buen artículo...si la primera "arquitectura" fue la del monumento,y no porque hayan sido edificios de gran tamaño, si no porque fueron hecho para el recuerdo - memento. Lo que dices, Santiago, es una gran verdad, pero dicho de forma poética, sintética y contundente.

Santiago de Molina dijo...

Muchas gracias Carlos,
La memoria es el último sitio monumental que tal vez les quede por hacer a los arquitectos. Un saludo cordial!

Anónimo dijo...

Muy buena nota, lo felicito.
Frank Ching afirma: "drawing is the memento of experience". Me permito una traducción básica: el dibujo es la memoria de la experiencia. Personalmente me sucede que el dibujo que toma nota de lo visto, ya sea al natural, o de memoria, produce un registro en la memoria de muchos hechos relacionados con el momento en que se dibuja, dónde uno dibujó, cosas que sucedieron, personas que no están. Cada dibujo se convierte en una especie de pequeño aleph de memorias. En ese sentido lo distingo de los dibujos que he hecho a partir de la imaginación, al no activar la percepción y la memoria en el momento de hacerse, no lo hacen al contemplarlos (al dibujar algo que se ve también se está activando la memoria, uno mira, la información, la sensación o noción quedan suspendidos en la mente, en una especie de memoria ram, y uno lo baja al papel; ese momento de suspensión ya activó la maquinaria de la memoria, que graba mucho más que eso que estamos concentrados en retener)

Santiago de Molina dijo...

Gracias por tu comentario, Pablo. El dibujo se convierte, efectivamente, en un elemento clave de la memoria.
Saludos