La arquitectura es expresión del tiempo, y cada obra se sitúa en él como lo hace respecto a un lugar. Estructura, luz, forma y peso hacen alusión indirecta no solo al contexto, entendido como una presencia física evidente, sino al tiempo.
El tiempo pertenece a la raíz de la arquitectura y lo hace en varios sentidos. Actúa por medio de un fantasmagórico “espíritu de los tiempos”, donde las tendencias imperantes de una época son capaces de calar en la obra y hacer sentir su influencia. Actúa por medio de un orden constructivo capaz de dejar impreso tanto la superposición de cada uno de los componentes, como el sudor y el esfuerzo de quienes han producido la obra. Y actúa, finalmente como una organismo vivo, desde su nacimiento hasta su ruina, capaz de envejecer y acompañar a su contexto como “testigo insobornable de la historia”.
Dicho así, podría concluirse que la arquitectura se halla inmersa en el tiempo, igual que un nonato flota en el líquido amniótico, pero extraordinariamente se trata también de lo contrario. Es el tiempo el que se da en la arquitectura, siendo ésta su contenedor y su recipiente más precioso.
La arquitectura da forma al tiempo. Encargada por la civilización desde tiempos inmemoriales, es la arquitectura la única en hacerlo verdaderamente presente gracias a su capacidad concreta de dilatarlo, prolongarlo, ralentizarlo o extenderlo. (Lo cual debería resultar escandaloso para la física, la filosofía y el respetable gremio de los relojeros). No obstante ésta no necesita de segunderos ni agujas, sino que cada uno de sus componentes es un relato vivo de esa sucesión de minutos y energías. Lo anterior, que casi pertenece al orden de lo indecible, y tiene por tanto algo de confuso y de atolondrado, es fácil de entender por medio de cientos de imágenes cotidianas que hacen presentes estos vínculos: el lento paseo de sol por la rendija de la ventana, el orden en que han sido aparejados unos ladrillos y la geología de su propia arcilla, las sucesivas capas de pintura encerradas en las viejas construcciones, el desgaste central en la pisa de una escalera... Todo hace de la arquitectura cobijo del tiempo gracias a la secreta vocación cronométrica que toda obra posee.
Es la arquitectura el único lugar eficaz para guardarlo, almacenarlo y enriquecerlo. Y hacer de ella una caja de caudales de la vida y su paso.
11 comentarios:
¿Es entonces la arquitectura un efecto del tiempo?Como lo es del viento unas hojas agitándose. ¿o puede ser algo mas? ¿Puede la arquitectura modificar el tiempo? ... ¿Pueden las hojas modificar el viento?O simplemente es una humilde transcriptora de su existencia... Diriase bajo esta luz, que la arquitectura es la secretaria del tiempo.
Una vez oí decir al amigo Paco Alonso que Giedion se había equivocado en el orden de los términos en su famoso título: no era "tiempo, espacio y arquitectura", bromeaba, sino "para hacer arquitectura y crear espacio hace falta mucho tirmpo". 1saludo, santi. AM
Tato,
No se si la arquitectura es la "secretaria del tiempo", pero no me parece en absoluto una mala imagen.
Andrés, conocía la broma de P. Alonso y no deja de tener su buena dosis de razón, verdad?. Es un chiste de los que no pasan de moda.
Muchas gracias por vuestros comentarios. Saludos!!!
Desde hace bastante tiempo, hemos pensado que hay dos arquitectos que, aunque creemos que nos os conocéis, tenéis mucho, muchísimo, en común. Se trata del firmante de este magnífico texto y otro colega de profesión al que también admiramos y apreciamos en igual manera: Ángel Martínez García-Posada.
Dejamos el enlace en el que se puede leer una breve reseña sobre su libro “Sueños y polvo” y que, creemos, tiene mucho que ver con la entrada de hoy.
http://www.lampreave.es/11-suenos-polvo-cuentos-arquitectura-arte-martinez-garcia-posada.html
Stepienybarno,
Muchas gracias por vuestra declaración de amistad!!!. Sabéis que es recíproco. No tengo el placer de conocer a Ángel Martínez pero intentaré, dada vuestra recomendación, leerlo.
Un abrazo!!
Alonso también decía que la buena arquitectura estaba hecha de tiempo. También que, con ellas, se construía el tiempo. Pero parece que cuando pretende el arquitecto jugar con él, es cuando éste se niega precisamente a participar. Es más un invitado sorpresa.
el tiempo seguramente sea la variable más complicada de manejar en el proyecto, y con el "tiempo" nos damos cuenta que es la más importante.
Isma y Toki,
Efectivamente el tiempo parece un invitado ingobernable. Es convocado por la arquitectura desde su raíz. Y sin embargo imaginar el tiempo actuando en la arquitectura se vuelve un ejercicio hermoso y útil.
Gracias por vuestros comentarios y saludos!!
un texto de Benjamin muy recomendable: "El azar en Baudelaire": http://www.ddooss.org/articulos/otros/Benjamin.htm
"Recuerda que el tiempo es jugador tenaz,
¡que no hace trampa y gana tiro a tiro! Es la ley."
Está muy bien traído. Gracias, Ibon!
Saludos
Yo apuntaria que para "hacer" Arquitectura hay que tener en cuenta el tiempo,hacerla con tiempo,"a tiempo" y perdurable en el tiempo, o sea incluso mejorable con el tiempo...Las otras arquitecturas pertenecen a las efímeras.
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