18 de julio de 2011
LO EXQUISITO O EILEEN GRAY
Una reforma de mal gusto en Brownswood, nombre del hogar de Eileen Gray en el condado de
Wexford, fue motivo suficiente de ruptura con unos progenitores que hasta
entonces había inculcado en ella una educación
exquisita, entre institutrices, viajes y pintura, solo propia de la
aristocracia de finales del siglo XIX.
Todo lo aprendido en cuanto a decoración, herencia directa
de su madre, la baronesa Gray o de su padre, infatigable aventurero, no fue
motivo de consuelo ante semejante falta estética, y por tanto moral.
A partir de entonces fue diseñadora de tejidos y objetos
preciados por lo mejor de la sociedad francesa. Llegó a convertirse en la más
verdadera y auténtica personificación de lo sutilmente discreto: Abrió una tienda
de decoración. Y encontró una ocupación a la altura de su real capacidad
estética y se convirtió en la mayor maestra en el arte de la “laca” de toda
Europa.
Durante la guerra fue conductora de ambulancias, se casó con
el arquitecto, homosexual y rumano, Baldovici, a quien hizo dos casas muy
apreciadas por Le Corbusier, (quien por cierto se dedicó a destruir una de
ellas con un famoso mural).
Su producción arquitectónica, fundida e indisociable de la
de su marido, no pasó de dos casas. La mayor parte de los bocetos de su obra,
diseños y posesiones fueron preservados por el fuego para la eternidad gracias
al ejército alemán.
De esas dos casas construidas, la E 1027 merece en justicia
la veneración académica que hoy tiene. Cuidadosa, dulce y profunda, cada una de
sus esquinas rebosa genio pausado. Como muestra, basta ver el lucernario en
perpetuo eclipse de su dormitorio. Nada en ella es estridente y todo es de un
buen gusto ceremonioso y tenso como solo un oriental podría valorar de modo
semejante una ceremonia del te.
De los pocos proyectos no construidos merecen consideración
una casa en un tubo que aun sigue pareciendo actual; otra para dos escultores,
en que se hace muy presente aquella otra casa que Melnikov hizo para si mismo.
El resto de su producción siempre queda salvada gracias a su incansable
atención a sutiles e inteligentes detalles más que al poder de la globalidad.
La obra y los muebles de Gray no pasan de moda porque tienen
su centro en algo fuera del tiempo. Tal vez ese secreto ingrediente sea la
exquisitez en estado puro. Como un componente esencial de la existencia cuando
esta se sublima.
Etiquetas:
PERSONAJES
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