16 de mayo de 2011

DEJAR HUELLAS




Habitar es dejar huellas, dice Walter Benjamin. Las huellas de los habitantes en la arquitectura se muestran como restos de papeles pintados, sombras de muebles y marcas de la vida sobre medianeras. Por su parte, la arquitectura toca al habitante y deja rastro en él. Esas marcas son un acto de reciprocidad y circulan en doble dirección.
San Agustín habla del concepto de "pertenencia recíproca" entre la casa y el habitante. “La casa que en mi habita” dice el santo, contemplando la suya desde un huerto cercano.
Habitamos y somos habitados por la arquitectura. Pertenecemos a ella y tenemos sentido en cuanto que es receptáculo y presencia activa en nuestros actos. Nuestra vida da a la arquitectura, forma y sentido.
Sin embargo, esa pertenencia recíproca refleja una problemática: ¿A partir de que momento nos apropiamos de la arquitectura?, ¿Cuando colgamos el retrato de nuestros antepasados en sus paredes?, ¿Cuando se han ocupado todas las perchas de un armario?, ¿Cuando existe un conocimiento espía de las costumbres y ruidos vecinos? ¿Cuando se han pintado bellamente las paredes, acuchillado el suelo o colgado al gusto lámparas y cortinas?.
Y ¿Cuándo la arquitectura se apropia de nosotros?, ¿Cuando arroja la primera luz de otoño por sus ventanas?, ¿Cuando se ha abonado una letra bancaria?, ¿Cuándo subimos acaloradamente un mueble por sus escaleras?, ¿Cuando en ella hemos experimentado un amor exhausto, los temores de una espera o el tormento de un dolor?, ¿Cuando ha dejado que se acumularan los restos de nuestra historia en forma de billetes de transporte gastados, monedas de cobre y capuchones de bolígrafos secos por sus rincones inaccesibles?...

14 comentarios:

Héctor dijo...

"¿Quién, ante una casa de pisos parisién, no ha oensado nunca que era indestructible? Puede hundirla una bomba, un incendio, un terremoto, pero, ¿si no? Una ciudad, una calle o una casa comparadas con un individuo, una familia o hasta una dinastía, parecen inalterables, inasequibles para el tiempo o los accidentesw de la vida humana, hasta tal punto que creemos poder confrontar y oponer la fragilidad de nuestra condición a la invulnerabilidad de la piedra. Pero la misma fiebre que hizo surgir del suelo estos edificios, no parará ahora hasta destruirlos.
Vendrán las empresas de derribos y sus brigadas romperán los enlucidos y los alicatados, hundirán los tabiques, doblarán los herrajes, dislocarán las vigas y los cabios, arrancarán los morrillos y los sillares: imágenes grotescas de una casa derruída, reducida a sus materias primas, cuyos montones vendrán a disputarse unos chatarreros de guantes gruesos: el plomo de las cañerías, el mármol de las chimeneas, la madera de las armazones y los entarimados, de las puertas y los zócalos, el cobre y el latón de los picadores y grifos, los grandes espejos y el oro de sus marcos, el mármol de los fregaderos, las bañeras, el hierro forjado de la barandilla de las escaleras...
Las incansables excavadoras de los niveladores vendrán a cargar el resto: toneladas y más toneladas de cascotes y polvo."

Georges Perec. La vida instrucciones de uso

Santiago de Molina dijo...

Que fantástico texto! Gracias por traterlo Héctor, y gracias Perec!

Clara Nubiola dijo...

oh.. santiago me encanta tu texto y te dejo algo que he colgado hoy que viene más o menos al pelo
http://losvaciosurbanos.blogspot.com/2011/05/cohabitaciones-patrimonio-taxidermia-y.html

y me quedo con el texto de perec que publica hector para compartirlo mañana en los vacíos.

un abrazo*

Elena Guim dijo...

Dejar huellas es una cuestión de ida y vuelta. Estamos acostumbrados a ver las huellas de los edificios en la ciudad pero no conocemos las huellas y los recuerdos que los edificios dejan en las personas. Este artículo nos permite ahondar en nuestros sentimientos y que afloren a la superficie.

¡Felicidades por invitarnos a recordar y a sentir a través de la arquitectura!

Santiago de Molina dijo...

Clara, muchas gracias por tu amabilidad.
Preciosa entrada la tuya y muy recomendable. Y con Valparaiso de fondo y una estupenda casa inacabada...
Saludos y gracias!

Santiago de Molina dijo...

Muchas gracias por tus palabras, Elena!
Saludos

CUP arquitectura dijo...

Gran texto Santiago, sensible y muy emotivo. También yo como muchos otros suelo recopilar piedrecitas de viajes, canicas, conchas marinas, portaminas rotos y tantas otras cosas que no tienen utilidad ninguna. Ciertamente me cuesta mucho desprenderme de ellas; las "huellas" de esos pequeños objetos en mi memoria me impiden hacerlo... por ahí están escondidas en cajones que hace tiempo que ya no abro. Algún día alguien los abrirá por mi.
Felicidades, es un texto precioso que con tu permiso comparto en Facebook.
Un saludo,
Justo

Santiago de Molina dijo...

Justo, gracias por tu amabilidad y gracias por compartir. Saludos!!!

Pablo Twose dijo...

Recuerdo una frase de Chillida que decía algo así como que su trabajo versaba sobre el tiempo, y que para ello se había visto obligado a trabajar con el espacio. Creo que habitar es eso, dejar que el hermano del espacio se haga permeable en nosotros. Muchas gracias por tus reflexiones Santiago! un saludo.

Santiago de Molina dijo...

Dejarse habitar también es muy chidillesco, es verdad. Está muy bien traida además la necesidad de intermediación. Muchísimas gracias twobo!!!

hipocampo dijo...

Hola, como siempre, un placer leer el blog, sólo un favor y una duda, ¿podrías decirme a qué texto en específico de San Agustín te refieres en el post? Me encantó la frase. Muchas gracias.

Santiago de Molina dijo...

Si no recuerdo mal, Valeria, en las "Confesiones". Lo citaba de memoria...
Gracias y saludos!

Gracia Iglesias dijo...

Acabo de escribir un poema sobre esas fachadas que son un tapiz de historias terminadas. Y sin poder quitarme esa imagen en la cabeza me he puesto a mirar por internet, sin un objetivo concreto. He dado así con esta entrada de tu blog que me ha parecido fantástica. Una reflexión muy bonita y los comentarios que te han ido haciendo tus lectores y lectoras la completan de maravilla. Sólo me gustaría saber de dónde procede la cita de Benjamin con la comienzas el texto. La he visto reproducida muchas veces, pero nunca he visto la fuente. Posiblemente haya pasado de bonca en boca y al final nadie o casi nadie sabe de qué artículo o qué libro es.

Bueno, en cualquier caso, enhorabuena por el post y por el blog. Un saludo.

Santiago de Molina dijo...

Hola Domadora,

Gracias por tu amabilidad. La cita de Benjamin puedes encontrarla en el "libro de los pasajes". dentro del artículo Paris capital del siglo XIX...
Coincido contigo que gracias al nutrido e inteligente grupo de amigos que os pasáis por aquí el resultado es siempre mejor. Apuntaís entre todos comentarios de más valor que el propio texto de inicio.
Siempre estoy agradecido por ello.
Gracias por tu visita.
Un saludo