13 de enero de 2011

ESCENARIOS COTIDIANOS

“Lucien vio el Palacio en toda su primitiva belleza. La columnata se le apareció en su esbeltez, juventud y frescor. El alojamiento de San Luis reapareció tal como había sido, y pudo admirar sus babilónicas proporciones y sus fantasías orientales. Aceptó aquella visión sublime como un poético adiós de la creación civilizadora. Mientras hacía sus preparativos para morir, se preguntaba como podía existir aquella maravilla desconocida en París.”

¿Qué pretendía Balzac en sus Esplendores y miserias de las cortesanas haciendo que Lucien de Rubempré se quitara la vida justo después de contemplar hermosos detalles arquitectónicos?. Tal vez hablar de la incapacidad salvífica de la arquitectura. Quizá solo fuera el marco que permitía “un poético adiós”. Tal vez nada.
La arquitectura se brinda con la ligereza del que contempla cualquier otra cosa. Con la planeidad del resto de las imágenes del mundo. La arquitectura pertenece al “fondo” cotidiano y no llega a ser “figura” más que para arquitectos y turistas. Sin embargo es el escenario cierto de la vida. Un telón que amplifica las vivencias, hace posible la memoria y vigoriza los actores del mundo. Sus habitantes. Como un traje cósmico que nos retrata, nos protege y nos preserva del olvido.
Espejo, abrigo y memorial. He ahí sus símbolos más profundos.

8 comentarios:

Jack Babiloni dijo...

Figura o fondo; en semejante dilema endoartístico fluctúan no sólo los edificios del Hombre, sino el Hombre mismo.

Muchas gracias por tu evocación allende (o no tanto) de la arquitectura por doquier, querido Santiago.

Santiago de Molina dijo...

Gracias por tu comentario Jack, como siempre. Gracias!!

Anónimo dijo...

La obra arquitectónica siempre me sugiere la idea de magnitud. El espacio se hace tangible, imaginable. Sin embargo, no comprendo la imagen de Balzac...ya que en la pintura siempre encuentro una profundidad que no encuentro en nada más. Como si me llevaran a dos dimensiones distintas, pero ninguna de ellas plana.


Muchas gracias por seguirme en mi blog.

Santiago de Molina dijo...

Gracias a ti por tu comentario!.
La imagen que acompaña al texto pertenece a Serlio, a una de sus escenas trágicas. Pensé que ilustraba bien ese escenario que es la arquitectura para la vida esos los actores que somos los habitantes.
Balzac por su parte pone ante nosotros un texto enigmático respecto a la arquitectura y la percepción de la belleza.¿cómo es posible suicidarse tan alegremente si uno es capturado por la belleza?, ¿cómo es posible que la belleza no sea capaz de salvar la vida a nadie?. Ese escenario que es la arquitectura no supone nada en absoluto para Lucien,el personaje de esa novela de que hablamos. Y eso anticipa muchos de los problemas de la belleza en el siglo XX. En concreto su incapacidad para trasformar al hombre... Pero eso son cuestiones de mucho calado, no?. Gracias de nuevo por tu comentario y saludos!!

Isma dijo...

Qué contemporánea es esta imagen (aunque parezca todo lo contrario)

Santiago de Molina dijo...

Ya lo creo, Isma. Ventajas de lo clásico!.
Un saludo

Javier González-Adalid dijo...

El problema que señalas de la belleza en el s.XX, me hace plantearme una pregunta en cuanto a la arquitectura en la actualidad. Y es si la arquitectura contemporánea que nosotros (arquitectos o estudiantes) consideramos como buena, es capaz de emocionar a las personas como lo ha hecho y lo hará siempre la arquitectura clásica (por citar un ejemplo). Es un tema que me inquieta...

Santiago de Molina dijo...

Hola Javier,
Que interesante lo que planteas entre la capacidad de emoción permamente de lo clásico, aunque no se si de lo que se trata es de emocional o de trasformar...
Un saludo y gracias por tu comentario!