Cerrar es renunciar a lo existente. El acto del cerrar impone el abandono, un reseteado de lo previo. Para el ser humano el cerrar es un acto fuerte, por el cual uno se convierte en prisionero, por el que se protege del enemigo y por el que se señalan fronteras que de ser violadas obligan a matar y morir.
Cerrar es sellar. Es aislar. Es separar y es desunir. Cerrar una frontera es un acto ajeno a la diplomacia y sus esfuerzos. Cerrar de un portazo es siempre ofensivo porque es cerrar doblemente. Hay puertas nacidas para permanecer cerradas. Otras para señalar el mismo acto del cierre. Sus partes constituyentes sirven para reforzar esa carga simbólica, desde el peso, el sonido y el material; a sus goznes y sus jambas; sus cerraduras y sus llaves; su color y su llamada; sus claves y su disposición…
La puerta es el objeto-símbolo del cerrar y de otras tareas no menos interesantes, como son el abrir y el pasar, y eso la define como el elemento poli-funcional por excelencia de las acciones de tránsito. Cerrar es un acto primordial para el arquitecto, situado en la base de un oficio, reúne en cada ocasión y en justa simetría universal, su contrario: el abrir.
2 comentarios:
hace una semana he vuelto a ver centauros del desierto, con ansiedad por ver su plano inicial y el plano final -la puerta que se abre y la puerta que se cierra-
es una magen que me obsesiona, y a la cual me he querido referir en muchas ocasiones sin encontrar las palabras.
creo que tus palabras podrían hacerlo con claridad:
"Cerrar es renunciar a lo existente. El acto del cerrar impone el abandono, un reseteado de lo previo. Para el ser humano el cerrar es un acto fuerte, por el cual uno se convierte en prisionero, por el que se protege del enemigo y por el que se señalan fronteras que de ser violadas obligan a matar y morir."
no se si agradecertelo...o no
salu2
En fin, yo si que te lo agradezco. hablar de centauros del desierto siempre está bien.
Saludos y gracias por participar tan activamente, es un gusto.
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