19 de julio de 2010

PLACER ESTÉTICO



Ante el ejercicio de un nuevo proyecto, hay quien acude a las obras de referencia como el que ansía remedio a una enfermedad. Expender la receta correspondiente del cada vez más crecido vademécum es lo fácil. Sin embargo cabe pensar, ¿Qué sabían de crítica los constructores de Abu Simbel o Selinunte?. ¿Qué sabían de bibliografía del arte gótico los constructores de Burgos o Amiens?. Y menos aun de imaginar la arquitectura que se construiría gracias a ellos.
Cada arquitectura tiene su tiempo, y es inútil ofrecer recetas a quien apenas haya tenido esas experiencias. La arquitectura es mucho más rica como hecho estético que como para conformarse con una prescripción. El placer estético de la arquitectura es algo tan inasible, tan evidente y tan inmediato como la amistad, el agua o el sabor de la fruta. Sentimos la arquitectura como sentimos a una madre, una montaña o la lluvia en la cara. Si la sentimos de manera inmediata, a qué tratar de buscar referencias mejores que nuestros propios sentidos.
“Hay personas que sienten escasamente la poesía; generalmente se dedican a enseñarla", decía Borges en sus cursos, "Yo creo sentir la poesía y creo no haberla enseñado. No he enseñado el amor de tal texto, de tal otro: he enseñado a mis estudiantes a que quieran la literatura, a que vean en la literatura una forma de felicidad.” (1)

(1) BORGES, Jorge Luis, Siete noches, Alianza editorial, Madrid, 1999, (1980), pp. 107. El texto está en deuda con el espíritu de Borges en sus cursos de literatura de la Universidad de Buenos Aires.

3 comentarios:

Jack Babiloni dijo...

Muy cierto, Santiago; "sentir" en artístico es el manantial. El siglo XX (Picassos, Stravinskys y demás Scarpas aparte) manoseó cada propuesta estética con un megalómano hincapié erudito de insoportable postvanguardia. Solicito tu preperdón (por autorreferencial) para hacer alusión al entrecomillado subsiguiente un pelín más adelante:

Desde hace más de tres lustros comienzo todas las ponencias o conferencias acerca de mi obra plástica, literaria (o ambas) de la siguiente manera: "Todo lo que recién escucharán y verán es fácilmente enseñable; pero inaprendible. De ahí a lo inaprensible hay ciertos imperceptibles e inaprehensibles pasitos".

(Si no existiera tu blog, querido Santiago, haríamos lo impronunciable por imaginarte concibiéndolo y alumbrándolo; quiero decir que, por más que yo sea incapaz de aprehendértelo, SÉ que en él ESTÁS DEJÁNDOTELO TODO).

Anónimo dijo...

Inevitablemente, y según pasa el tiempo, disponemos de un archivo en nuestras cabezas, que ademas de educarnos es capaz de contaminarnos.
El aprendizaje de la arquitectura, necesita inevitablemente de archivar información,recuerdo a un profesor de la escuela que nos decía: "aprende toda la geometría, y toda la construcción, y todo...para así poder olvidarte de ellas al proyectar"

Cómo explicar ese mezcla de emoción y nerviosismo, en el instante en que sobre el tablero surge la arquitectura como solución al problema planteado.

Arquitectura entendida com huida hacia el conocimiento.

salu2

Santiago de Molina dijo...

Pedón por la tardanza en las respuesta, pero estaba en menesteres que me mantenían alejado del teclado.
¿Que decir a vuestros comentarios, Jack y mrpink, sino agradecerlos?.
Qué decir a "Todo lo que recién escucharán y verán es fácilmente enseñable; pero inaprendible. De ahí a lo inaprensible hay ciertos imperceptibles e inaprehensibles pasitos", a medio camino entre lo mejor del trabalenguas y la paradoja.
Qué decir de esa definición de la "Arquitectura entendida como huida hacia el conocimiento".
Gracias a los dos por participar.
Saludos