Algo de orfebre y de panadero tiene el oficio de arquitecto.
29 de enero de 2010
ACUEDUCTO EXTRAÑO
En la misma bienal de Milán en la que acechaba aquel animal-templo, se mostraba también esta extraña arquitectura, igualmente de Navarro Baldeweg. Sobra decir que bajo la apariencia de acueducto se esconde un animal saciando su sed. Animal bicéfalo, entre gárgola, desagüe y alambique, pero con cabezas afiladas y punzantes. Sus patas son las de una bestia elefántica, y el sistema de columnas y dinteles es sustituido por la de un organismo de muros, arcos y una sustancia licuada que lo recorre.
Las dos situaciones vistas, - de animal-templo y acueducto-bestia-, comparten una base operativa: Engarzar, igual que un orfebre, lo sólido y pesado, con lo pequeño, ligero y fluido; y amasar, igual que un panadero, ambigüedad y símbolo. Fruto de ello, nace algo innombrable pero real.
Algo de orfebre y de panadero tiene el oficio de arquitecto.
Algo de orfebre y de panadero tiene el oficio de arquitecto.
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