5 de octubre de 2009
DUDAS
Que Fritz Neumeyer identificara
como tema central en la obra de Mies van der Rohe la convergencia de arte y
arquitectura más que el logro de cierta perfección técnica, era poner el foco
en un lugar que podía ofrecer nuevas luces sobre su legado. Que Sanford Kwinter
anunciara que Mies era un problema para el siglo XX era toda una declaración de
guerra sobre la interpretación univoca de su figura. Que Koolhaas en la
ampliación del campus de la IIT, lo travistiera y tradujera con su proyecto,
era desmoronar lo poco de intocable que aun conservaba su mito.
Entre lo más prominente del legado
que Mies quiso hacer perdurable, siempre se ha dado por supuesto un sentido de
la construcción entendido en términos de absoluta sencillez. Del mismo modo que
su arquitectura, la biografía de Mies van der Rohe parece estar sometida a esa
inquebrantable coherencia. A fin de cuentas, alguien con una sensibilidad
exquisita hacia lo que significaba construir, no podía dejar de lado la
construcción de si mismo.
Uno de sus proyectos menos
conocidos es esta torre para el control de Tráfico, del año 1924 (1). Un
análisis de este proyecto permite cuestionar la solidez de su tránsito hacia la
arquitectura moderna y nos muestra a un arquitecto sensible no solo hacia el
clasicismo de Schinkel sino a las influencias de otros contemporáneos. Aquí el
aliento de Erich Mendelsohn nos obliga a reflexionar sobre la conciencia de sus
avances en proyectos anteriores y nos sitúa ante un personaje cargado de dudas.
El sentido de lo vertical, el modo en que la torre se apoya en el suelo e
incluso los gestos formales relativos a una arquitectura dinámica, no serán
temas queridos por el Mies de más adelante, cuya tendencia natural se dirige
hacia lo estático, o cuanto menos, a un fluir espacial lento.
Un par de años antes, Mies
proyectaba sus conocidas torres en las que la poética del vidrio y el plano
puramente horizontal aparecía con fuerza. El año 1923 una casa de ladrillo se
desarrollaba con un lenguaje moderno que servirá de modelo a trabajos
residenciales posteriores. Sin embargo incluso en el año 25 continuaba
apareciendo aun el lenguaje clásico en algún proyecto.
En ese periodo que trascurre
desde el año 1920 al 1925 desarrolla toda su poética y se afianza lo que será
su imagen pública, sin embargo y frente a la imagen proyectada al exterior,
Mies navega en un mar de dudas. Este Mies averiguándose es hoy de los aspectos
más importantes a estudiar si se quiere comprender con cierta profundidad mucho
de su futuro. Igual que un zahorí busca un manantial, es gracias a las dudas y
los arrepentimientos donde descubrimos a Mies rastreando su centro.
Sin esas dudas uno se pregunta si
hubiese logrado arribar a la terra firma que supone el Pabellón de
Barcelona.
.
(1) HONEY, Sandra, “Mies in Germany”, Mies
Van der Rohe, European Works, Academy Editions, London, 1986, pp. 17
Etiquetas:
OBSESIONES,
PROFESION
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