12 de octubre de 2009
CIERTA GRANDEZA
La grandeza de ciertos arquitectos radica en la
asombrosa capacidad de utilizarlo todo, cualquier accidente, del lugar, de los
materiales, del encargo, asimilarlo y devolverlo al mundo mediante el proyecto,
por lejano o indiferente que en principio pudiese parecer. Del mismo modo que
un animal acorralado encuentra fuerzas para lanzar dentelladas a enemigos
mayores que él.
Esos arquitectos parecen sacarlo todo de un pozo
inagotable que mana de si mismos, pero en realidad son un sistema de trueques
con ramificaciones infinitas.
Cualquiera diría: un ladrillo es un ladrillo.
Este pilar es un pilar. Pero un pilar es personaje, máquina de puntuar, pincho
moruno, línea, arbol, -y la idea de un soporte es equilibrio, estructura,
verticalidad, proporción-. En una obra bastará poner un pilar en el lugar
oportuno para imaginar una revuelta del espacio y del sentido de la obra, para
producir un gran efecto...
Desde el punto de vista de la arquitectura, la
afirmación de que un ladrillo es un ladrillo es una perogrullada impropia de
ese modo de ver el mundo, puesto que así formulado no es más que una pura
relación lógica, sin incentivos ni posibilidades.
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2 comentarios:
Se puede ver el mundo en un ladrillo...como se puede modificar el equilibrio del universo agitando el pétalo de una sola flor.
Un saludo Santiago!
Francisco,
Igualmente, "Ablandar el ladrillo" es un noble propósito.
Bienvenido, gracias por tu comentario y por participar.
Un saludo
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