Le Corbusier aparece a contraluz apoyado sin cuidado sobre un tablero. Las mesas como vagones de un tren, muestran lo que sucede ese año: la obra de la Unité continúa a buena marcha, se edita el Modulor; comienza a trabajar en su estudio el ingeniero-músico-arquitecto Iannis Xenakis y esperanzadamente, recibe una carta con el encargo de hacer una casa de un notable cirujano argentino, el doctor Curuchet. Poca cosa en el horizonte, en verdad, para un estudio acostumbrado a proyectos de envergadura.
Le Corbusier continua, a pesar de todo, con la rutina de siempre: las mañanas pintando y las tardes en el estudio. El trabajo se va desarrollando en el taller como una lenta y simultánea partida de ajedrez, a la espera confiada de tiempos mejores.
2 comentarios:
no puedo estar más de acuerdo con la primera frase de este post. Durante la carrera todo es ilusión, trabajo y ganas por saber más y más. Una vez que finalizas esa etapa, aun sabes que no has hecho más que empezar, que queda mucho más por aprender, y que esta profesión te va a brindar la posibilidad de hacerlo. Sin embargo el panorama no es así, el compañerismo en la escuela, se convierte en enviadias en la profesión; y los ejercicios que hacías en clase, pasan a ser proyectos frustrados, interminables en el tiempo, a los que llegas a coger mania. Quizás, seguramente, este comentario venga provocado por la situación que estamos atravesando actualmente, con los problemas que todos conocemos. Lo único que puedo decir, es que, almenos, sólo podemos hacer una cosa, y tenemos la suerte que es la que más nos gusta (o que hemos decidido hacer) que se trata de seguir trabajando, de mantener la ilusión.
Un saludo Santiago porque este blog me parece que es algo fuera de lo normal, del cual se puede aprender continuamente. Muchas gracias por tu dedicación.
Gracias por participar y por tus palabras, Alvaro.
Comparto el entusiasmo por lo que significa ser arquitecto a pesar de los tiempos revueltos en los que siempre se desarrolla la profesión.
Sin embargo caminar con otros que también comparten ilusión durante la vida profesional es otra fuente que alimenta la perseverancia, ¿verdad?. Tengo un buen amigo que dice que en esta profesión hay que tener "buenos amigos buenos".
Saludos
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