A veces, esas líneas de texto se arrinconan en una esquina del plano, como una especie de islas (igual que les sucede a las islas alejadas respecto a los mapas de algunos paises), en carátulas que se rellenan con un número que se refiere a otra parte del plano y que generalmente significa "carpintería de aluminio con rotura de puente térmico", "enfoscado sobre muro de un pie de ladrillo perforado" o cosas no mucho más poéticas.
La leyenda del plano de arquitectura nos recuerda, con cierta humildad, que los dibujos son solo eso, dibujos. Y que, para hacernos entender, deben conducirnos a unos supuestos de significado sujetos a perpetua interpretación.
Es precisamente en la superficie ocupada por la carátula, en las leyendas, donde puede descubrirse el aspecto más instrumental del plano como "sistema de representación". La leyenda, que por lo general resulta privada de poesía, en ocasiones alcanza cotas de expresividad que contradicen el rincón que suelen ocupar y se vuelven un poco como los apuntadores en las viejas obras de teatro, que soplan significado a las líneas. Con todo las leyendas raramente se vuelven expresivas pero, cuando así sucede, hacen hablar al plano como si estuviese habitado por los personajes de una obra coral.
Sometimes these lines of text retreat to a corner of the drawing, like islands (much like the distant islands that hover at the edges of maps of some countries), within boxes filled with numbers that refer to other parts of the plan. These usually indicate things like "aluminum carpentry with thermal break," "plastering over a one-foot perforated brick wall," or other descriptions not much more poetic.
The legend on an architectural drawing humbly reminds us that these are, after all, just drawings. And that, for us to understand them, they must lead us to meanings subject to perpetual interpretation.
It is precisely on the surface occupied by the legend box where the most instrumental aspect of the plan as a "representation system" can be found. The legend, generally stripped of any poetry, occasionally reaches levels of expressiveness that contradict the corner it typically occupies—becoming a bit like the prompters in old theater plays, whispering meaning to the lines. Yet, architectural legends rarely become expressive. But when they do, they make the drawing speak as if it were inhabited by the characters of a choral performance.