14 de septiembre de 2009
LAS EXTRAÑAS RELACIONES DE LE CORBUSIER Y EL QUIJOTE
Cuando se rasca con cierta atención sobre los
actos vitales de Le Corbusier, sus amores y sus obsesiones, aflora una extraña
concepción del universo. En este sentido la relación del pintor suizo con el
tema del Quijote es llamativa.
Está bien documentado su paso por Madrid en 1928.
Este dibujo lo dejó estampado en el libro de visitas de la "Residencia de
estudiantes". El texto es un batiburrillo tan oscuro como la misma
ilustración, y aun hoy ambos siguen sin ser bien interpretados: “No, Mr.
Guitarra, los jóvenes no se dejan engañar por el dinero, ya que se ocupan de
renovar los viejos molinos”. En el dibujo le vemos cargado de sus libros y
atacando el academicismo que por aquí creyó encontrar. Al fondo el Monasterio
del Escorial, tras la enorme guitarra, que visitó con el arquitecto García
Mercadal y cuya fotografía sigue siendo la imagen más memorable de su paso por
Madrid. Sobre el dibujo aparece deformado el tema del Quijote junto a otras
manías gráficas: exacto burro encontramos, por ejemplo, trazado en otros
lugares en idéntica pose. Casi como un sello. Tampoco es Sancho quien ataca
molinos que son solo imaginados en la cabeza del hidalgo.
Le Corbusier ha tratado el tema del Quijote en su
lucha contra los imaginarios molinos de viento en varias litografías y pinturas
(1). Es para él un tema central que parece encontrar en el personaje de
Cervantes una metáfora inspiradora de la tarea del artista y ha sido algo
recurrente hasta extremos increíbles. Guardaba entre los libros de su
biblioteca un hermoso volumen del Quijote de 1847. Dicho ejemplar lo mandó
encuadernar con la piel de su perro, Pinceau, muerto en 1945. Para Juan
Calatrava, ese acto “constituyó un acto de amor y sacrificio” y será exaltado
en 1955 en la litografía nº 76 de Le Poeme de l´Angle Droit.
Nadie sabe cuanto de productivas son ese tipo de
obsesiones para el trabajo del arquitecto, el caso es que por extraño que
parezca, Le Corbusier siempre parece sentarse ante el tablero del estudio libre
de ellas. Quizás su obra gráfica no sea más que el exorcismo para lograrlo.
(1) En
1943 pinta sobre contrachapado un cuadro titulado Le Cheval de fiacre o Don
Quichotte, descrito en JORDON, N. Y J.-P-, Le Corbusier (Charles-Edouard
Jeanneret). Catalogue raisonné de l´oeuvre peinte, Milán, Skira, 2005, Vol.
II, pp. 776 y 777, citado en CALATRAVA, Juan, Doblando el Ángulo Recto,
Siete ensayos en torno a Le Corbusier, Círculo de Bellas artes, Madrid,
2006, pp. 27
Etiquetas:
OBSESIONES
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